Automatizar significa hacer que se lleven a cabo acciones sin que alguien las opere. Es decir, significa que las actividades se realizan por sí solas. Para que esto ocurra, en la actualidad contamos con la tecnología informática, que usa la automatización en formatos digitales para programar las actividades y que estas empiecen cuando diga la indicación, se cierren también cuando se les indique y hagan todo lo que están diseñadas para hacer según un programa previo. Así, lo que hace la tecnología es diseñar las rutas del proceso y después dejar que corra por sí solo.

Muchas personas piensan que el enfoque de la automatización es, a partir de lo dicho, el de eliminar la participación humana del trabajo y dejar que las máquinas se encarguen de todo. Sin embargo, esto está muy lejos de ser el caso. La automatización inteligente promueve más bien que la inteligencia humana pueda dedicarse en los negocios a resolver problemas de mejora y de crecimiento, de desarrollo de productos o de una mejor atención a los clientes. Además, la inteligencia humana es necesaria precisamente para diseñar el programa y para supervisar que no sufra alteraciones.

En esta línea, los negocios más exitosos y con mayor satisfacción de clientes y empleados son aquellos que han abrazado la automatización como parte de su estrategia corporativa:

Está claro que la automatización es el futuro, pero eso no significa que se vaya a olvidar el toque humano. Este desempeña un papel integral en las empresas, especialmente en las comunicaciones y la atención al cliente, funciones en las que se necesita un elemento humano para salvar la distancia entre el consumidor y la empresa. Aunque la automatización no es algo que deba temerse, sí es algo en lo que todas las empresas deberían empezar a pensar seriamente. Vivimos en una era digital que se transforma cada día y, para vencer a la competencia, hay que ser capaz de mantener el ritmo. (europeanbusinessreview.com).

Lo que marcará siempre la diferencia será una planeación adecuada de la automatización y de la implementación de tecnología para la mejora del negocio. Esto implica, por lo demás, una cuidadosa atención a las necesidades y capacidades de los trabajadores y colaboradores, quienes serán los primeros que sentirán las transformaciones.